Sophie Blais, Can Serrat. PATXI URIZ | DIPUTACIÓ DE BARCELONA
Sophie Blais, directora de Can Serrat. PATXI URIZ | DIPUTACIÓN DE BARCELONA

Sophie Blais: «Llegar a Can Serrat es cambiar de ritmo»

Hablamos con la directora de Can Serrat, un espacio de convivencia y cotrabajo en una antigua masía rehabilitada del Bruc.

Can Serrat es una antigua masía rehabilitada que se encuentra en Bruc, en el corazón del Parque Rural del Montserrat, y funciona como un espacio de convivencia y cotrabajo para artistas y escritores. Se fundó en 1989 de la mano de doce artistas noruegos y desde entonces se ha convertido en un espacio de referencia para personas que quieren vivir en comunidad y enriquecer sus proyectos creativos con nuevas miradas y colaboraciones.

En junio de 2020 abrieron las puertas del espacio a personas de todos los ámbitos profesionales que buscan un sitio donde alojarse y trabajar en remoto. Piensan que este diálogo puede ayudar a desarrollar los proyectos de los artistas y escritores internacionales que llegan a la masía gracias a su programa de residencia, además de beneficiar a los profesionales locales, que se encuentran con un equipamiento lleno de personas que pueden hacerles crecer.

Fruto de esta apertura han nacido nuevas conexiones con el territorio y ahora existe una cooperativa de consumidores de productos ecológicos y de proximidad, un proyecto de jardín social y un festival de arte y naturaleza, entre otras iniciativas que promueven el vínculo con el entorno más cercano. Hablamos de todo ello con Sophie Blais, directora de Can Serrat y protagonista del nuevo cortometraje de las 'Històries BCN Smart Rural'.

 


 

¿Qué es Can Serrat?

Can Serrat es una masía en el pueblo del Bruc, a los pies del macizo de Montserrat. Tiene más de tres siglos de antigüedad y, desde hace 30 años, acoge a personas creativas, artistas y escritoras principalmente, a través de un programa de residencia que funciona con dos convocatorias anuales. Recientemente, hemos abierto la casa a profesionales de otras disciplinas que están interesados en vivir en ella, y la mezcla que se ha generado es muy interesante. También acogemos una cooperativa de consumidores de alimentos de proximidad y tenemos un gran jardín en el que organizamos muchos actos públicos, entre los que destaca el festival que montamos una vez al año.

 

Los propietarios de la casa son artistas noruegos y, de hecho, Can Serrat tiene una larga trayectoria como espacio de trabajo cooperativo entre artistas internacionales. ¿Crees que es un proyecto único en Catalunya?

Es uno de los más antiguos, pero no es singular: en la Catalunya rural existen varias residencias enfocadas a la creación artística. Y éstas, como nosotros, trabajan también cada vez más con el territorio cercano, especialmente en proyectos relacionados con la sostenibilidad.

 

«Trabajamos cada vez más con el territorio cercano, especialmente en proyectos relacionados con la sostenibilidad» Sophie Blais

 

¿Estáis en contacto y colaboráis entre vosotras?

Durante la pandemia tuvimos que cerrar como todo el mundo y aprovechamos para repensar el proyecto e ir incorporando nuevas propuestas. Una de ellas fue abrir Can Serrat como espacio de coliving y coworking rural. Otra fue REMOTA, un programa de residencia a distancia que, gracias a las nuevas tecnologías, nos permite ofrecer espacios de reflexión, encuentro y diálogo con artistas que viven lejos. Y también participamos en 'Terra, Teca, Traca', una propuesta de colaboración entre siete residencias de artistas en diferentes zonas rurales de Catalunya. Juntas trabajamos en la producción de una exposición itinerante y unas jornadas de debate para reflexionar con la ciudadanía sobre el futuro de los sistemas agroalimentarios frente a los cambios ambientales globales y sobre la defensa de la agroecología. El proyecto fue coordinado por la Universidad de Girona, la UOC (Universitat Oberta de Catalunya) y la revista 'Soberanía Alimentaria', y se desarrolló en el marco de los actos de celebración de Barcelona como Capital Mundial de la Alimentación Sostenible.

 

Ahora que ya habéis podido reabrir el programa de residencia internacional, ¿cómo ha cambiado vuestra visión al respecto? ¿Qué proyectos tenéis en marcha?

Sobre todo hemos decidido invitar a los artistas y escritores a que se queden con nosotros por temporadas más largos y ahora ofrecemos residencias de cinco meses. También seguimos acogiendo a una cooperativa de consumidores de productos ecológicos y de proximidad. Se llama Roca Verda y ya funcionaba antes de la COVID-19, pero durante la pandemia pudimos seguir trabajando con los productores y, gracias a esta relación continuada, hemos generado algunas actividades formativas: enseñar a hacer compost o jabón casero, por ejemplo. Además, una de las residentes de Can Serrat, que es antropóloga, decidió convertir nuestro jardín en un proyecto social que nos permita trabajar con escuelas, jóvenes, colectivos de personas refugiadas, etc. Queremos que entiendan cómo funciona la tierra, cómo se recuperan especies de plantas nativas del Montserratí, cómo se multiplican, etc.

 

En Can Serrat, los profesionales pueden compartir un espacio de trabajo y un sitio para vivir. ¿Por qué decidistéis ir más allá del coworking y apostar por el coliving?

Básicamente, porque a raíz de la pandemia se puso de manifiesto que mucha gente quería salir de la ciudad y trabajar en un entorno más rural. Pero no sólo querían coger el coche y desplazarse hasta aquí para trabajar, sino que la casa les atraía tanto que querían quedarse. Vivir en Can Serrat les permitía gozar más intensamente de la experiencia y entender mejor el territorio.

 

¿Cómo se integran en un mismo espacio los artistas, residentes, coworkers, comunidad externa, etc.?

Con muchas conversaciones. Hay que tener en cuenta que en Can Serrat tenemos desde personas que vienen por un mes hasta residentes estables que se quedan un año o más; tenemos gente que sólo habla castellano, gente que habla catalán y otras personas con las que nos comunicamos en inglés; tenemos gente que vive aquí, gente que viene a trabajar y personas del pueblo que se acercan a Can Serrat una vez al mes para participar de las cenas abiertas que organizamos o el club de lectura. Así que hablamos mucho entre nosotros para entender las necesidades y dinámicas propias de cada individuo y aprender a tolerar estas diferencias.

 

Suponemos que muchos de los artistas que vienen a Can Serrat gracias a vuestro programa de residencia deben buscar un espacio tranquilo donde poder crear. ¿Cómo se compagina esa necesidad de calma y concentración con la convivencia en comunidad?

Pues como he dicho antes: con muchas conversaciones potencialmente conflictivas. Pero yo creo que el camino para llegar a la solución de estos conflictos es muy interesante y con frecuencia alimenta la producción literaria y artística. Pienso que la convivencia enriquece, más que perjudica, los procesos creativos.

 

«El camino para llegar a la solución de los conflictos es muy interesante y con frecuencia alimenta la producción literaria y artística» Sophie Blais

 

¿Crees que la gente del territorio ha entendido vuestro proyecto?

Yo no puedo hablar por la gente del pueblo, pero tengo la sensación de que nuestra relación con los habitados del Bruc es buena. De hecho, cuidar esta relación es algo que tenemos en mente todos los días. Queremos conectar con los vecinos, que hagan uso del espacio y participen en las actividades que organizamos: las que hacemos en la casa y las que hacemos en el pueblo.

 

¿Qué aporta a las personas estar al Parque Rural del Montserrat? ¿Cuáles son los beneficios de vivir y trabajar en un entorno como éste?

Llegar a Can Serrat es cambiar de ritmo. Es borrar todo lo que te ha pasado antes y empezar a fluir con la vida que ves en el entorno. Y es percibir el tiempo de otra forma, sin mirar tanto el reloj.

 

«Llegar a Can Serrat es cambiar de ritmo. Es borrar todo lo que te ha pasado antes y empezar a fluir con la vida que ves en el entorno. Y es percibir el tiempo de otra forma, sin mirar tanto el reloj» Sophie Blais

 

Y tú, ¿cómo llegaste a Can Serrat? ¿Qué experiencias vitales han llevado a una francesa como tú a un espacio como éste?

Yo vine a Catalunya en 2014 y sólo hablaba francés e inglés. Estaba viajando con mi furgoneta haciendo fotos con una cámara oscura y llegué a Can Serrat por casualidad. Me encantó el proyecto y me enamoré del sitio, pero volví a Francia para incorporarme a mi trabajo en un centro de arte. Seguí en contacto con el equipo que gestionaba Can Serrat por aquel entonces y un buen día me preguntaron si quería colaborar con ellos. De forma informal empecé a hacer algunas propuestas que se materializaron y en un momento dado me pidieron si estaría interesada en gestionar el espacio. Respondí que sí al reto, aunque al principio fue complicado porque no hablaba ni catalán ni castellano, y no tenía tiempo de ir a clases. Por suerte, la gente del Bruc me ayudó mucho y aprendí estas lenguas tomando el vermut en el pueblo.

 

¿Cómo es el día a día en Can Serrat? Una persona que venga aquí una mañana, ¿que se encontraría?

Primero nos levantamos tranquilamente y tomamos un café en la cocina, donde seguramente nos encontraremos a alguien que ya está despierto. A continuación, salimos al jardín y vamos a dar un paseo por los caminos del entorno. Al volver, nos ponemos a trabajar donde nos gusta, porque hay personas que trabajan en su estudio, fuera, en el jardín o directamente en la montaña. También es importante destacar que en Can Serrat no obligamos a nadie a trabajar: no pasa nada si alguien no quiere crear. Y así va pasando el día, con la gente encontrándose casualmente por los rincones de la masía y quedándose dos horas hablando de algo que les ha pasado. ¡Estas casualidades son muy agradables! Normalmente nos encontramos a la hora de cenar y es habitual que alguien proponga a los demás residentes de la casa una receta de cocina de su país de origen, y entre todos cocinamos y compartimos este plato recién descubierto.

 

¿Cómo ha beneficiado a Can Serrat el hecho de participar en la actuación 'Rural Innova' de la estrategia BCN Smart Rural? ¿Qué tipo de acompañamiento habéis recibido y cómo valoras esta iniciativa?

El asesoramiento de BCN Smart Rural ha sido muy útil y muy necesario: hago una valoración buenísima. Básicamente, nos ayudaron cuando quisimos sumar el proyecto de coliving al de residencia de artistas y necesitábamos conocer otros proyectos similares y entender cómo podíamos montarlo de la forma más sencilla.

 

Como directora de Can Serrat, ¿cuáles son los sueños y proyectos de futuro que te gustaría hacer realidad?

Sobre todo me gustaría conseguir presupuesto para poder dar mayor visibilidad a la diversidad de personas que viven y trabajan aquí y que realizan proyectos que a menudo son muy necesarios para la sociedad.

 

Y a nivel personal, ¿has dejado la fotografía para dedicarte a la gestión? ¿Es compatible la creación artística con la dirección de un proyecto como Can Serrat?

Las personas que llevamos adelante este proyecto estamos poniendo en él toda nuestra vida y energía y, de alguna manera, Can Serrat es nuestra producción. Can Serrat es un proyecto creativo colectivo que nosotros cuidamos de la misma forma que un artista o un escritor cuida su obra. Entender que no existen fronteras marcadas entre la creación y la gestión evita cualquier frustración.

 

— Redacción BCN Smart Rural —

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