Ricard Ramon i Sumoy (Tarragona, 1976) es jefe de unidad adjunto a la dirección general de Agricultura de la Comisión Europea y, desde este alto cargo, no sólo ha podido participar en el diseño y la negociación de la futura Política Agraria Común, sino que también ha trabajado activamente en la integración de la PAC con las medidas del Pacto Verde Europeo.
A este politólogo de formación, profesión y vocación, la temática no le es ajena: de hecho, creció en una familia dedicada al mundo de la avicultura en el Camp de Tarragona. Y tampoco parecen darle ningún miedo a los procesos de cambio. Tenía 10 años cuando se hizo efectiva la entrada de España en la Comunidad Económica Europea, y aunque vivió en primera persona el aumento de la competencia en muchos productos, pronto entendió los efectos positivos de la adhesión, ya que empujó al sector a modernizarse ya integrar unos estándares ambientales que no tenía.
Crecer en un pueblo donde toda la cultura giraba en torno a un río que él siempre vio seco y fuertemente alterado por la acción humana, le ayudó a comprender que hay momentos en la historia en los que hay que cambiar de dirección. Precisamente por ese motivo, hemos querido hablar con él: nos interesa saber si cree que es posible compatibilizar el desarrollo agrario y económico con la biodiversidad y el respeto por los recursos naturales. Más concretamente, queremos que nos explique los objetivos de la estrategia europea “Biodiversidad 2030” y cómo puede contribuir a acelerar la transición hacia un modelo agroalimentario más sostenible.
¿Qué implicaciones tiene la estrategia Biodiversidad 2030 para las prácticas agrícolas y ganaderas del territorio? ¿Por qué es tan importante la biodiversidad en la alimentación?
La estrategia Biodiversidad 2030 tiene importantes implicaciones para el conjunto de la economía y la sociedad. Para empezar, es importante recordar que más de la mitad del Producto Interior Bruto mundial depende de la naturaleza y de los servicios que ésta presta. Y las actividades agrarias no sólo dependen de ello fuertemente, sino que además tienen un gran impacto en el uso de los recursos del planeta. En temas específicos de biodiversidad, ésta es fundamental para garantizar la seguridad alimentaria a largo plazo. Es bien sabido que la pérdida de diversidad biológica supone una amenaza para los sistemas alimenticios, ya que influye negativamente en los rendimientos de los cultivos y puede poner en peligro la seguridad alimentaria y la nutrición de la población. No debemos olvidar que más del 75% de los alimentos que se producen en todo el mundo dependen de la polinización de los insectos.
«Más de la mitad del Producto Interior Bruto mundial depende de la naturaleza y de los servicios que ésta presta» Ricard Ramon
¿Cuáles son las principales causas de la pérdida de biodiversidad en la agricultura? ¿Cuál es la gravedad del problema según evidencias científicas?
En las últimas cuatro décadas, la población mundial de fauna salvaje se ha reducido en un 60% como consecuencia de la actividad humana y el 75% de la superficie terrestre ha sido alterada. Y en ambos procesos han jugado un papel clave tanto la urbanización como la intensificación agraria. En el caso concreto de la agricultura, las causas son muy diversas y abarcan desde el uso excesivo de los pesticidas químicos hasta la expansión de los monocultivos.
«La pérdida de diversidad biológica supone una amenaza para los sistemas alimenticios» Ricard Ramon
¿Cuáles son las prácticas agrícolas que contribuyen a preservar la biodiversidad?
Existen muchas prácticas que contribuyen a preservar y mejorar la biodiversidad; ahora bien, es importante tener en cuenta que estas actuaciones deben adaptarse a las especificidades de cada ecosistema agrario. Desde la Comisión Europea hemos difundido una lista de buenas prácticas a tener en cuenta en la nueva PAC, y encontramos, por ejemplo, el establecimiento y el mantenimiento de elementos del paisaje, la introducción de barbechos, el fomento de rotaciones de cultivos, la inclusión de leguminosas, la promoción de actividades tradicionales de pastoreo extensivo (como puede ser la trashumancia), la planificación del calendario de cultivos en función de las nidificaciones de ciertas especies, la creación de hábitats seminaturales, el establecimiento de las poblaciones de insectos polinizadores, etc. Obviamente, la promoción de la agricultura ecológica o de los modelos agroecológicos también contribuye a la biodiversidad.
«Más del 75% de los alimentos que se producen en todo el mundo dependen de la polinización de los insectos» Ricard Ramon
En la Unión Europea, ¿cómo de extendidas están las prácticas sostenibles?
Depende mucho de cada estado y de cada región: es difícil generalizar. También debe tenerse en cuenta que los impactos son muy diferentes en función de cada ecosistema y en función del nivel de intensificación implantado. Dicho esto, en el futuro seremos más ambiciosos y, como hemos establecido en la estrategia Biodiversidad 2030, exigiremos que el 10% de la superficie agraria incluya elementos paisajísticos que fomenten la diversidad biológica. Es decir, los campos de cultivo deberán incorporar bandas de protección, barbechos, espacios no productivos, muros, etc.
La estrategia Biodiversidad 2030 es un marco político clave para la conservación de la biodiversidad relacionada con las prácticas agroalimentarias. ¿Qué està previsto hacer para mejorar la eficacia de sus medidas?
Primero debemos mejorar la extensión de un modelo de producción menos intensivo y mucho más respetuoso con el medio ambiente; por este motivo, desde la Comisión Europea aspiramos a que un 25% de las tierras agrícolas de los Estados miembros se cultivan de forma ecológica. Pero también aspiramos a reducir el uso y riesgo de pesticidas en un 50%. Para conseguirlo, es importante que todas las administraciones rememos en la misma dirección, y que los diferentes instrumentos financieros disponibles, sobre todo la nueva PAC, sirvan para apoyar los esfuerzos que deben realizar los campesinos.
«Es importante que todas las administraciones rememos en la misma dirección, y que los diferentes instrumentos financieros disponibles, sobre todo la nueva PAC, sirvan para apoyar los esfuerzos que deben hacer los campesinos» Ricard Ramon
¿Crees que es necesario mejorar el conocimiento que tienen los agricultores sobre los efectos que tiene la pérdida de biodiversidad en la producción de alimentos? ¿Qué medidas se podrían implementar para estimular su entusiasmo a la hora de acelerar la transición hacia una agricultura más sostenible y conseguir un manejo más respetuoso con el medio ambiente?
El campesinado ya está haciendo esfuerzos considerables y ya está incorporando prácticas de producción más sostenibles. Ahora bien, estos esfuerzos deberán intensificarse, por lo que es fundamental que los nuevos planes estratégicos de la PAC, que entrarán en vigor a partir de 2023, estén a la altura e incorporen medidas ambiciosas. En este sentido, una innovación clave son los llamados “ecoesquemas”, un nuevo instrumento que permitirá financiar con recursos del primer pilar de la PAC (es decir, pagados en su totalidad con presupuesto europeo) prácticas agrícolas y ganaderas que tengan un impacto más beneficioso en el medio ambiente y el clima. También contaremos con medidas agroambientales cofinanciadas, que tendrán que ser más ambiciosas y tener una mejor dotación económica. Asimismo, con la nueva PAC queremos promover nuevos modelos de soporte a prácticas ambientales, con incentivos que vayan más allá de la compensación, y con nuevos mecanismos más centrados en la obtención de resultados. También es importante la visión sinérgica, y aprovechar la nueva PAC como excusa para alinear estrategias nacionales, regionales o locales con el espíritu del Pacto Verde Europeo. En este sentido, conviene no olvidar que las administraciones más cercanas al ciudadano tienen mucho que decir y pueden jugar un papel muy importante para avanzar en la dirección del Pacto Verde Europeo.
¿La agricultura local y sostenible puede salvar la biodiversidad? ¿La agricultura familiar a pequeña escala es mejor para el medio ambiente? ¿Qué tamaño de explotación agraria es mejor para el planeta?
No existe un modelo concreto. De hecho, nosotros pensamos que todas las explotaciones deben ser sostenibles, sean grandes o pequeñas. De hecho, pensamos que la dimensión ideal es aquella que permite garantizar el respeto al medio ambiente y al mismo tiempo alcanzar la viabilidad económica. Dado que las mayores explotaciones tienen economías de escala, con la nueva PAC se favorecerán las explotaciones pequeñas y medianas y éstas recibirán un apoyo financiero adicional.
¿Cómo apoya la estrategia Biodiversidad 2030 los esfuerzos por luchar contra el cambio climático?
Son dos estrategias complementarias. De hecho, el cambio climático tiene un gran impacto en la biodiversidad y por eso es necesario afrontar los dos retos de forma conjunta. Además, en la Comisión Europea pensamos que si tomamos medidas ambiciosas para mejorar la calidad del suelo y su capacidad para capturar carbono estaremos contribuyendo a aumentar la biodiversidad y luchar contra el cambio climático. En este sentido, me gustaría insistir en la importancia de una buena gestión de los pastos, puesto que es un elemento importante que se promoverá en el contexto de la nueva Política Agraria Común y que conviene estimular en los futuros planes estratégicos.
«El cambio climático tiene un gran impacto en la biodiversidad y por eso es necesario afrontar los dos retos de forma conjunta» Ricard Ramon
¿Crees que los agricultores deben hacer cambios sustanciales y hacer frente a la necesidad de resolver problemas relacionados con la pérdida de biodiversidad para proteger el futuro de los niños de hoy en día?
El cambio debe ser paulatino, para no poner en riesgo la viabilidad de las explotaciones agrarias, que en algunos casos ya se encuentran en una situación muy vulnerable. Pero, al mismo tiempo, debe ser un cambio irreversible, que permita interiorizar la transición ecológica. No debemos olvidar que, al fin y al cabo, la sociedad avanza en esta dirección, y los propios consumidores son cada vez más exigentes en lo que respecta al modelo de producción de alimentos. Por eso también es importante trabajar la vertiente de la demanda, y que el consumidor y el conjunto de la cadena alimentaria sea capaz de pagar por unos bienes públicos que el mercado no remunera. Desde la Comisión Europea ofreceremos importantes incentivos financieros, pero conviene que todos los actores (productores, administraciones y consumidores) seamos capaces de avanzar en la misma dirección. Pensamos que producir alimentos en explotaciones agrarias viables y al mismo tiempo proteger el medio ambiente es totalmente compatible.
— Lola Mayenco —