Gessamí Sardà, expert en bancs de terres. BAS TV | DIPUTACIÓ DE BARCELONA
Gessamí Sardà, experto en bancos de tierras. BAS TV | DIPUTACIÓN DE BARCELONA

Gessamí Sardá: «Un territorio cultivado es un territorio cuidado y es más difícil que se queme»

El experto en bancos de tierras explica el funcionamiento de una herramienta clave para recuperar campos abandonados y atraer a jóvenes emprendedores agrarios.

Gessamí Sardà (Reus, 1979) es licenciado en ciencias ambientales y, durante cinco años, el técnico responsable del Banco de Tierras del Consejo Comarcal del Baix Camp, una iniciativa nacida en 2017 a raíz de la preocupación por el abandono de la actividad agraria en esta comarca tarraconense. La falta de dinamismo en el sector desató una colaboración entre entidades e instituciones que se plasmó en el Plan Estratégico Comarcal de Desarrollo Socioeconómico Rural 2014-2020. La principal intención del documento fue generar dinámicas colaborativas entre el tejido socioeconómico local y los consistorios, y, en esta línea, se creó el Banco de Tierras del Baix Camp, el primero de Catalunya y uno de los trece proyectos que forman parte actualmente de la Red de Bancos de Tierras que impulsa la Diputación de Barcelona.

Sardà conoce todos los detalles de una herramienta clave para recuperar campos abandonados y atraer a jóvenes emprendedores agrarios. Por este motivo, es el experto que protagoniza 'Cuando la tierra es semilla' , una nueva Historia BCN Smart Rural.

 



Para empezar, ¿qué es un banco de tierras?

Un banco de tierras es un servicio de mediación entre propietarios de tierras en desuso y personas que tienen un proyecto agrario de repoblación y necesitan acceder a la tierra. Es un servicio que procura llegar a buenos tratos entre ambas partes y, para ello, intenta establecer relaciones de confianza mutua.

 

¿Y cómo funciona exactamente esta herramienta de dinamización agraria? Si yo heredo una finca y no sé o no quiero cultivarla, ¿qué servicios recibiría si decido ofrecerla en el banco de tierras?

Los bancos de tierras funcionan a través de una plataforma web en la que se anuncian las tierras disponibles. Este anuncio se hace, obviamente, respetando la normativa de protección de datos, por lo que a priori no se facilita ni el nombre ni el contacto del propietario de las tierras. Pero las personas que buscan tierras sí pueden visitarlas acompañados por el técnico y decidir si les gustan antes de solicitar una entrevista con estos propietarios. También es posible realizar el proceso al revés y que sean los propietarios los que miren los proyectos de los solicitantes y pedir al técnico que organice una cita de mediación entre las partes que permita conocer las necesidades mutuas. Las conversaciones más exitosas terminan desembocando en un contrato legal entre las partes que queda amparado en el marco del banco de tierras. De esta forma, si en algún momento existen nuevas necesidades o se generan desavenencias o conflictos, el técnico puede volver a actuar de mediador. Es decir, se trata de un servicio de soporte y acompañamiento integral que se ofrece antes, durante y después de la firma del contrato.

 

La duración de estos contratos, ¿es fija o variable?

Totalmente variable y ajustada a la necesidad de personas. ¡Hay contratos de un año y otros, de 30!

 

¿Cuáles son los principales valores y objetivos de los bancos de tierras?

Si hablamos de valores, la cooperación y confianza entre las personas que forman parte del banco de tierras son fundamentales. Y en términos de objetivos, creo que los más importantes son la regeneración del tejido agrario y el cambio de modelo productivo. La sociedad quiere consumir alimentos más sanos, ecológicos y de proximidad y esta voluntad hace que haya más personas que deseen emprender esta aventura de ser campesino, aunque no tengan tierras y no provengan de familia campesina. También es importante destacar que un territorio cultivado es un territorio cuidado y es más difícil que se queme. Además, producir alimentos localmente favorece la seguridad alimentaria frente a escenarios futuros imprevisibles. Es decir, los bancos de tierra sirven para conseguir muchos objetivos.

 

En los últimos años se ha producido un debate sobre la idea de una demanda global de tierras y posibles acaparamientos de las mismas. ¿En Catalunya también es así? ¿Crees que aquí tenemos un problema de acaparamiento de tierras por un lado y de abandono de tierras por otro?

Que tenemos un problema de abandono de tierras de cultivo es un hecho perceptible y más agudo en unas comarcas que en otras: basta con mirar a nuestro alrededor para ver campos en desuso. Y también es algo que las mejores tierras de cultivo tienden a concentrarse en pocas manos. En el caso del pequeño campesinado es un fenómeno casi natural, ya que, en las casas de payés, la persona que decide seguir trabajando las tierras familiares y lo hace bien, acaba recibiendo ofertas del vecindario para que trabaje también sus campos. Y en el caso de las grandes empresas, el acaparamiento de tierras se hace por interés, ya que con mayor superficie de cultivo, aumenta la producción y los beneficios son mayores.

 

«Las mejores tierras de cultivo tienden a concentrarse en pocas manos» Gessamí Sardà

 

Actualmente, en Catalunya, existen más de 100.000 hectáreas de cultivo abandonadas. ¿Cuáles son los motivos de que haya tantas tierras en desuso?

El principal motivo es el hecho de tener que vender los productos agrícolas en un mercado globalizado que trabaja con precios ridículos que no reflejan los costes y el esfuerzo que hay detrás. Y, además, gran parte de lo que se paga se lo quedan los intermediarios y no llega al pequeño campesinado. Este problema se deriva de la costumbre que todos hemos ido de ir a comprar al supermercado, ya que los productos que allí encontramos se han adquirido gracias a tratos hechos grandes productores, que pueden ofrecer precios más bajos que un pequeño campesino con menos producción. Para evitar el abandono de tierras, el precio que percibe el campesino por los alimentos que cultiva es clave.

 

«Para evitar el abandono de tierras, el precio que percibe el campesino por los alimentos que cultiva es clave» Gessamí Sardà

 

¿Existe una tendencia de reducción de número de explotaciones agrarias en Catalunya?

Por supuesto, porque es una consecuencia de lo que comentábamos antes: si hay más tierras concentradas en menos manos, hay menos explotaciones agrarias. Pero que haya menos titulares de empresas agrarias no quiere decir que haya menos trabajadores, porque para realizar el trabajo se necesitan las mismas manos. Lo que ocurre es que, actualmente, muchos pequeños campesinos pasan de ser empresarios autónomos y emprendedores a ser asalariados de grandes corporaciones.

 

«Actualmente, muchos pequeños campesinos pasan de ser empresarios autónomos y emprendedores a ser asalariados de grandes corporaciones» Gessamí Sardà

 

¿Cuál dirías que debería ser el abordaje político y las acciones prioritarias que deberían implementarse para abordar este problema?

Para empezar, es necesario reconocer la importancia de iniciativas que ya se están llevando a cabo; por ejemplo, es muy interesante la promoción de los productos de proximidad que están llevando a cabo algunas administraciones. Pero estas campañas deben complementarse con la creación y consolidación de bancos de tierras, porque es una herramienta muy útil que garantiza el acceso a la tierra a las personas que lo tienen más difícil porque todavía no tienen vínculos con el tejido agrario de los pueblos y su vecindario. Y una vez han conseguido las tierras, es necesario ofrecer a estas personas soluciones de financiación porque la inversión inicial para desarrollar proyectos agrarios suele ser importante. Ya sé que actualmente existen ayudas para la instalación de jóvenes agricultores, pero creo que éstas deberían complementarse con ayudas específicas para personas con proyectos que contribuyan a revertir el proceso de abandono que sufre el campo catalán.

 

«El banco de tierras es una herramienta muy útil que garantiza el acceso a la tierra a las personas que lo tienen más difícil» Gessamí Sardà

 

¿Crees que el concepto del nuevo campesinado está en alza? ¿Cómo ves el grado de incorporación de personas recién llegadas al sector agrario?

Sí, y de hecho ese perfil de recién llegados es el que más vemos en los bancos de tierras de Catalunya. Es una realidad esperanzadora porque pueden propiciar un relieve agrario muy necesario. Debemos ser conscientes de que sólo las personas que provienen de familia campesina y quieren seguir trabajando en el campo no es suficiente para mantener la actividad agrícola y ganadera en el territorio.

 

«Solo con las personas que provienen de familia campesina y quieren seguir trabajando en el campo no es suficiente para mantener la actividad agrícola y ganadera en el territorio» Gessamí Sardà

 

¿Qué barreras se encuentran normalmente estos jóvenes y recién llegados a la hora de iniciar sus proyectos agrarios?

En las zonas donde no existe banco de tierras, el principal problema es encontrar suficiente oferta de parcelas disponibles que les permita elegir la que más conviene a su proyecto. Y en las zonas donde sí existen bancos de tierras, la gran dificultad es tener dinero y tiempo suficiente para impulsar su empresa. Necesitan maquinaria, suministros, abrir mercado, etc., e ir satisfaciendo cada una de estas necesidades se convierte en una especie de vía crucis que selecciona con mucha dureza a las personas que salen adelante y las que no. Teniendo en cuenta que necesitamos una reincorporación masiva al campo catalán, debemos dar muchas más facilidades para que los emprendedores agrarios tengan éxito. La voluntad firme del nuevo campesinado existe, pero demasiado a menudo éste se erosiona por culpa de las dificultades y se acaba desvaneciendo a lo largo del tiempo. Se debe cuidar la cantera.

 

«La voluntad firme del nuevo campesinado existe, pero demasiado a menudo éste acaba erosionándose por culpa de las dificultades y se desvanece a lo largo del tiempo. Hay que cuidar la cantera» Gessamí Sardà

 

A nivel catalán, ¿crees que los bancos de tierras es una herramienta que se está trabajando bien?

En Catalunya existen iniciativas locales y supramunicipales que están generando una red de bancos de tierras muy interesante y que cada vez se anima más gracias a los logros de los bancos de tierras pioneros. Pero lo que falta es un paraguas a nivel de financiación, porque, sin dinero, estas iniciativas pueden quedarse en vilo. Y esto puede llegar a ser contraproducente, puesto que la ciudadana debe tener confianza en este servicio y saber que su continuidad está garantizada en el tiempo. Imagínate, por ejemplo, que se genera una desavenencia entre un propietario de tierras y su inquilino y que el técnico del banco de tierras no pueda actuar de mediador porque se ha suspendido la financiación. ¡Estaríamos faltando a nuestro compromiso de servicio! Por tanto, es fundamental que la Generalitat y las diputaciones, que son las instituciones con más recursos, estructuren una línea de ayudas a los entes locales. Está bien que los municipios tengan la iniciativa de crear bancos de tierras, pero deben estar apoyados por instituciones con mayor músculo financiero.

 

¿Crees que la ciudadanía debe tomar más conciencia de la importancia de tener las tierras cultivadas?

Por lo general, la sociedad cada vez tiene más conciencia de la necesidad de que haya a su alrededor un sector agrario fuerte y cabeza de producir alimentos de calidad. Lo que no estoy tan seguro es que la ciudadanía haya entendido el sacrificio que implica ser agricultor y las dificultades que tienen las personas que quieren iniciar un negocio agrario. Tampoco creo que haya suficiente conciencia de la calidad de los alimentos de proximidad, sobre todo si los comparamos con los que existen en los supermercados. Dicho esto, creo que vamos por el buen camino y esa conciencia está creciendo.

 

Fuera de Catalunya, ¿hay algún banco de tierras que te inspire especialmente?

A nivel estatal, lo que mejor conozco es el Banco de Tierras del Bierzo y lo considero un referente muy esperanzador porque ha tenido bastante éxito con un modelo de mediación personalizada entre propietarios y demandantes que es el que hemos seguido en el Baix Camp. El Banco de Tierras de Galicia es anterior, pero tiene un funcionamiento basado en concursos públicos y el pequeño campesinado participa mucho menos.

 

El Banco de Tierras del Baix Camp es un proyecto pionero a nivel catalán y nos gustaría saber cómo está funcionando. ¿Ha logrado los resultados esperados?

El Banco de Tierras del Baix Camp es un éxito, sobre todo si se valora desde el punto de vista de la complejidad de llevar adelante un proyecto como éste. Hemos conseguido 82 contratos en cinco años y, de estos, ya hay algunos que han conseguido ser agricultores en activo y otros que están a punto de serlo. Y, además, hemos desarrollado una serie de recursos muy interesantes a la hora de apoyar a los campesinos que comienzan. Uno de esos recursos que se está desplegando es la Einateca, una plataforma para poder compartir tractores y maquinaria agraria con seguridad y garantías. Otro es la Central de Provisiones, un espacio donde las personas productoras se pueden coordinar para realizar compras conjuntas de materias primas y así reducir costes. Además, se está implementando un Banco de Tiempo agrario en el que poder intercambiar horas de trabajo y facilitar que el conocimiento y el apoyo mutuo fluya. Y también se encuentra la mediateca, un espacio virtual donde colgar información sobre técnicas y metodologías agrícolas.

 

En Catalunya, ¿qué problemáticas tienen actualmente los ayuntamientos y entidades supramunicipales para preservar el paisaje rural y recuperar más superficie agraria abandonada o en desuso?

Como comentaba antes, la mayor dificultad para consolidar el modelo de bancos de tierras es la falta de financiación. Se necesita dinero para que los técnicos que trabajan no tengan que dedicar sus horas de trabajo a buscar recursos económicos para sacar adelante el servicio y puedan centrarse en hacer efectivo este servicio.

 

La Red de Bancos de Tierras de Catalunya es una iniciativa pionera en Europa que la Diputación de Barcelona cofinancia desde el año 2018 en el marco del BCN Smart Rural. Actualmente acoge 13 bancos de tierras repartidos por todo el país, pero el grueso de las actuaciones se centra en tres de los proyectos existentes en las comarcas barcelonesas: el del Parque Rural del Montserrat, el de la Red por la Soberanía Alimentaria de la Catalunya Central (XaSACC) y el del Valle del Ges, Orís y Bisaura. ¿Cómo valoras esta iniciativa?

Muy positivamente. Como todos los proyectos de bancos de tierras, sé que ha sufrido dificultades a la hora de poner el servicio en funcionamiento, pero ahora empieza a funcionar con fluidez y hay bastantes propietarios que ofrecen sus fincas en el banco de tierras. Es importante destacar que, para que un banco de tierras tenga éxito, debe tener una presencia sostenida en el territorio. Antes de que empiecen a llegar los primeros contratos, es necesario darse a conocer y generar relaciones de confianza.

 

— Redacción BCN Smart Rural —

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