Francesc Molines, Alpines Les Feixes. PATXI URIZ | DIPUTACIÓ DE BARCELONA
Francesc Molins, Alpines Les Feixes. PATXI URIZ | DIPUTACIÓN DE BARCELONA

Francesc Molins: «Los animales nos permiten una conservación del bosque mucho más duradera»

El propietario de una granja de cabras lecheras en el Moianès y presidente de la asociación Som Pastura defiende el regreso de los rebaños a los bosques con el objetivo de protegerlos.

Francesc Molins (Lliçà d'Amunt, 1966) es el propietario de Alpines Les Feixes, una granja de cabras lecheras situada en Moià donde, además de vender directamente la carne y la leche de su rebaño, también elabora varios tipos de quesos artesanales. Pero hoy no hemos quedado con él para hablar de las delicias que salen del obrador de su casa, sino para acompañarle a pastar por el bosque y disfrutar de su sabia y lúcida conversación.

Miembro fundador y presidente de Som Pastura, una asociación de ganaderos y ganaderas del Moianès que ha recibido asesoría en el marco del proyecto europeo BCN Smart Rural, Franc tiene muchas cosas interesantes que decir sobre la importancia del retorno de los rebaños al bosque en régimen extensivo. Y queremos oírlas. Queremos que nos explique el papel que juegan sus animales en la protección del paisaje, la biodiversidad y la calidad de los alimentos que se producen en las comarcas barcelonesas.

 


 

¿Qué es Som Pastura y por qué nace esta asociación? ¿Lo hace por necesidad, por oportunidad o por cansancio?

Som Pastura es una asociación de ganaderos y ganaderas del Moianès que nace a principios del año pasado con el objetivo de preservar el sector primario en el territorio. Nos preocupa la falta de infraestructuras básicas para el buen funcionamiento de nuestras actividades, como por ejemplo los mataderos de baja capacidad o los obradores compartidos. También hay un problema de relevo generacional que hay que solucionar. Además, sabemos que la ganadería ayuda a conservar los bosques y pensamos que, si nos juntábamos, ganaríamos visibilidad a la hora de defender los valores que compartimos. Quien alimenta a todo el mundo es el sector primario y queremos que se nos vea un poco más.

 

 

«Quien alimenta a todo el mundo es el sector primario» Francesc Molins

 

¿Qué aporta a un ganadero extensivo el hecho de pertenecer a una asociación como la vuestra? ¿Qué se puede conseguir en grupo que no se pueda alcanzar a nivel individual?

Lógicamente, estar unidos nos ayuda a hacer más fuerza y podemos conseguir más cosas que solos. Pero los beneficios de pertenecer a un colectivo van más allá de presionar: también nos permite compartir infraestructuras necesarias para llevar a cabo nuestra actividad y nos da una excusa para reunirnos. Todos somos conocedores del territorio y nos va bien hablar de por dónde podemos movernos o quién se jubila y no tiene relevo generacional, por ejemplo. Participando en los encuentros de la asociación, podemos saber antes quién se quiere jubilar y trabajar juntos para encontrar a alguien que le sustituya y no sea necesario cerrar el negocio.

 

¿Por qué es tan importante el pastoreo extensivo? ¿Qué beneficios aporta a la sociedad que haya más animales pastando en el bosque y en el campo?

Pastar, ya sea en bosques o en cultivos, nos lo da todo. Para empezar, el ganado que sale al bosque mejora su bienestar y esto se nota en los alimentos que nos ofrecen. Sin embargo, además de alimentarnos con productos de calidad, los rebaños en extensivo ayudan a tener el sotobosque controlado: en la gestión forestal, la maquinaria siempre es necesaria, pero los animales nos permiten hacer una conservación del bosque mucho más duradera y eficaz. A la gente que dice que los animales acaban con el bosque, yo siempre les digo que esto sólo pasaría si los ganaderos y pastores no los controláramos y nos excediéramos, haciendo sobrepastoreo. Pero nosotros conocemos el territorio y sabemos dónde debemos ir y cuándo debemos hacerlo para que nuestros animales se coman los matorrales y la maleza no crezca más de la cuenta. Sólo hace falta venir aquí para ver el trabajo que hace el ganado.

 

¿Crees que los incendios forestales serían diferentes si todos los bosques estuvieran apacentados?

Cuando hablamos de incendios forestales, al ganado debe tenerse muy en cuenta. Si hay más animales pastando, los accesos a cualquier rincón del territorio serán mucho más fáciles, lo que favorecerá las acciones de prevención y extinción de incendios. Además, el ganado reduce la biomasa combustible acumulada en la vegetación, reduciendo el riesgo de sufrir grandes incendios.

 

«Cuando hablamos de prevención de incendios forestales, al ganado hay que tenerlo muy en cuenta» Francesc Molins

 

La cultura del pastoreo en Catalunya, ¿cómo está de salud? ¿Cómo ha evolucionado en los últimos años?

Si hablamos de ganadería extensiva, vemos que, por lo general, es una actividad en crecimiento. Pero si hablamos concretamente de los ganaderos de pequeños rumiantes, la situación es algo distinta porque nos encontramos con problemas de acceso a la tierra. A lo largo de los años, el crecimiento de la población nos ha ido desplazando y cada vez tenemos que ir más arriba para que apacentar a nuestros animales. Dicho esto, ahora estamos en una época en la que se habla de la necesidad de realizar un cambio en los sistemas de producción de alimentos y se ve que, si se quiere conservar el territorio, las grandes explotaciones superintensivas son poco viables. En este contexto, parecería que los pocos ganaderos y pastores en extensivo que quedamos podríamos llegar a sobrevivir, pero no es fácil.

 

¿Crees que debería haber más o menos pequeños ganaderos en extensivo como tú?

¡Debería haber muchos más! Y por un motivo muy sencillo. En Catalunya hablamos mucho de soberanía alimentaria, pero a su vez traemos muchos productos de fuera. Si recuperáramos la cantidad de campos abandonados que tenemos en el territorio, no habría que hacerlo.

 

«En Catalunya, debería haber muchos más pequeños ganaderos en extensivo» Francesc Molins

 

¿Qué necesita el sector de los pequeños ganaderos para crecer en los próximos años?

Actualmente, en el sector ganadero carecemos de infraestructuras que teníamos antiguamente pero que han ido cerrando: estamos bajo mínimos en términos de pequeños obradores compartidos y mataderos de baja capacidad, por ejemplo. A día de hoy, debemos recorrer entre sesenta y ciento veinte kilómetros para poder sacrificar a nuestros animales en industrias privadas que nos ofrecen sus servicios bajo unas condiciones inviables. Si queremos revertir la situación y conseguir que los jóvenes se incorporen al sector, debemos disponer de más equipamientos y solucionar el problema de acceso a la tierra.

 

La falta de relevo generacional es uno de los principales retos de los ganaderos en extensivo. ¿Cómo revertir la falta de jóvenes pastores?

Para empezar, es necesario que tengan acceso a la tierra: si no la tienen, es imposible que sea viable un pequeño rebaño. A continuación, hace falta un cambio de mentalidad. Por un lado, los jóvenes deben aceptar que la viabilidad económica no se alcanza de buenas a primeras: arrancar un negocio lleva unos años. No es fácil, pero si se asesoran bien y hacen números, pueden salir adelante. Y por otra, los ganaderos de cierta edad deben tener la capacidad de decir «Yo no cierro: me jubilo. Y quiero pasar a alguien mi negocio». Además, la administración debe ayudar mucho a las personas para que puedan realizar este relevo más fácilmente. Los trámites burocráticos deberían simplificarse.

 

¿Qué peso tienen actualmente las mujeres en la ganadería pastoril?

En los últimos años, el papel de la mujer ha hecho un cambio importante y ahora hay muchas mujeres que tienen sus propios rebaños, trabajan como pastoras, llevan un obrador, etc. En nuestro caso, Núria, mi pareja, participa de todas las tareas igual que yo: nadie es más que la otra persona y nos apoyamos continuamente.

 

¿Crees que la sociedad valora suficientemente vuestro trabajo y vuestros productos?

Se están haciendo progresos y la gente cada vez es más consciente de la importancia de comprar productos de proximidad, pero todavía queda mucho por hacer a la hora de decidir qué ponemos en nuestros platos. Las personas deben tener claro que comer cordero alimentado con pasto, un pedazo de queso artesanal o un vaso de leche de proximidad da vida a la gente del territorio y es más sostenible desde un punto de vista medioambiental.

 

«Las personas deben tener claro que comer cordero alimentado con pasto, un pedazo de queso artesanal o un vaso de leche de proximidad da vida a la gente del territorio y es más sostenible desde un punto de vista medioambiental» Francesc Molins

 

¿Facilitar la viabilidad económica de las empresas de ganaderos en extensivo implica también que los consumidores estén dispuestos a pagar un precio justo por un producto de mayor calidad?

Uno de los retos que tenemos los pequeños productores de proximidad es conseguir que los consumidores entiendan que los alimentos que elaboramos no son caros, sólo lo parecen porque están acostumbrados a comprarlos muy baratos en los supermercados. Pero las grandes superficies consiguen estos precios porque han ido estrangulando paulatinamente a todas las personas que trabajan en el sector primario. Los profesionales que cultivan verduras, cuidan árboles frutales, elaboran leche o producen carne se ven obligadas a vender sus materias primas a precios que no tienen perdón de Dios. Sin embargo, los precios que nosotros ponemos no son abusivos, sino justos. Son los que nos permiten vivir y continuar con nuestra actividad. Además, los productos de proximidad prácticamente no emiten emisiones de CO2 porque no han tenido que realizar cuarenta mil kilómetros. Todo esto debe valorarse.

 

«Vivir en el mundo rural es vivir en el paraíso» Francesc Molins

 

Para terminar, ¿cuáles dirías que son las principales ventajas de vivir y trabajar en el mundo rural? ¿Crees que es una gran suerte o te pesan las carencias?

Obviamente, carencias tenemos, pero, en general, para mí, mi pareja y nuestros hijos, vivir en el mundo rural es vivir en el paraíso. Disfrutamos de muchas libertades que no tendríamos si viviéramos en una ciudad. Aparte de poder respirar un aire más limpio y más sano, no oímos ruidos ni necesitamos muchas cosas para ser felices. Yo sufro cuando veo a niños que se pasan cinco o seis horas con una pantalla, cuando lo que deberían hacer es salir fuera a jugar, golpear con un martillo y aprender a vivir.

 

— Redacción BCN Smart Rural —

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