Jaume Minguell: «Quan menys mosaic agroforestal tinguem, més grans seran els incendis que patirem»
Jaume Minguell. FOTO: DIPUTACIÓN DE BARCELONA

Jaume Minguell: «Cuanto menos mosaico agroforestal tengamos, mayores serán los incendios que sufriremos»

El máximo responsable de la estrategia de prevención de incendios forestales en la Diputación de Barcelona nos habla de la importancia de preservar el mosaico agroforestal para evitar que los bosques se quemen.

Jaume Minguell (Barbens, 1979) es ingeniero forestal y, desde hace tres años, el máximo responsable de la estrategia de prevención de incendios forestales en la Diputación de Barcelona. El hecho de dirigir la OTPMIFDA le ha permitido pisar gran parte del territorio, y ha podido comprobar, sin lugar a dudas, la importancia de preservar el mosaico agroforestal para evitar que los bosques se quemen.

Las zonas densamente arboladas tienden a sucumbir rápidamente frente al fuego y, en cambio, los paisajes donde los campos de olivos, almendros, viñedos y cereales se mezclan con bosques, prados y pastos resisten mejor el avance implacable de las llamas. Por este motivo, Minguell ha apoyado, desde su inicio, el BCN Smart Rural, un proyecto que, entre otros objetivos, trabaja en la protección y gestión de los espacios agroforestales.

 


 

Este verano se han quemado 1.973 hectáreas en la provincia de Barcelona. ¿Qué valoración haces de este dato?

Que se queme una sola hectárea es negativo: nosotros trabajamos para que el bosque no se queme. Pero si lo comparamos con años parecidos a éste, vemos que es un mejor año. Sobre todo con las perspectivas que teníamos: ha sido un verano con muchos días seguidos de alto riesgo de incendio forestal y dos oleadas de calor extremo y nos preocupaba seriamente la posibilidad de que un fuego afectara a diez o veinte mil hectáreas. La provincia catalana con un mayor estrés hídrico era, precisamente, Barcelona, y el riesgo de que se declarara un gran incendio forestal ha sido muy real durante los últimos meses.

 

Según descubrimos en la primera  Cata de Datos BCN Smart Rural, desde finales de los años cincuenta la provincia de Barcelona ha aumentado su superficie forestal en 52.500 hectáreas, un área equivalente a la extensión del Barcelonès y el Maresme, e incluye, actualmente, 514.000 hectáreas. Por el contrario, hemos perdido 120.500 hectáreas de campos de cultivo. ¿Crees que la reducción de la actividad agrícola y ganadera está relacionada con la frecuencia y la intensidad de los grandes incendios forestales? ¿Qué importancia das a agricultores y pastores en la prevención de fuegos en el bosque?

Lo cierto es que no te podría asegurar que este cambio de usos del suelo incremente la frecuencia de los incendios forestales, ya que las actividades que se realizan en los espacios agrarios también conllevan un cierto riesgo, pero lo que sí está claro es que alteran la su intensidad. El payés, el silvicultor y el ganadero disminuyen la carga de combustible de los bosques y generan discontinuidad, ya sea a escala de paisaje o de rodal. Y, en determinadas circunstancias, pueden conseguir que un incendio cambie su comportamiento y permita realizar un ataque más efectivo por parte de los medios de extinción. Es decir, el cambio de usos del suelo influye claramente en la magnitud de los incendios forestales y hará sentir sus efectos en el tipo de incendios que se producirán de aquí en adelante. Cuanto menos mosaico agroforestal tengamos, mayores serán los incendios que sufriremos.

 

«El cambio de usos del suelo influye claramente en la magnitud de los incendios forestales y hará sentir sus efectos en el tipo de incendios que se producirán en adelante» Jaume Minguell

 

Según los científicos, otro elemento que hará que se disparen los incendios forestales en los países mediterráneos es el calentamiento global. ¿Cómo serán esos incendios del futuro?

Más que sacar la bola de cristal para intentar adivinar cómo serán los fuegos del mañana, preferimos estudiar los incendios que están sucediendo ahora mismo en otros lugares del planeta. Todos hemos visto las catástrofes que han generado los incendios de California, Canadá, Grecia, Turquía, Chipre, Portugal o incluso los sufridos este verano en el centro de España. Y lo que nosotros estamos intentando es incorporar cambios en las infraestructuras de prevención para hacer frente a estos grandes incendios descontrolados cuando se produzcan en nuestro país. Dicho esto, tampoco deberíamos perder de vista que los incendios pequeños y medios no van a desaparecer: los seguiremos teniendo junto con los grandes. Y, por lo tanto, nuestra estrategia no consiste tanto en cambiar la manera de afrontar los incendios nuevos, sino en implementar medidas que se sumen a las que ya hacemos ahora.

 

¿Cuáles son estas medidas? ¿Qué estrategias se priorizarán este año para prevenir los grandes incendios forestales del próximo verano?

Los grandes incendios forestales son catastróficos para las personas que se encuentran a su paso, destruyendo propiedades, campos de cultivo, animales, infraestructuras y paisajes, así que nos preocupan muchísimo. Pero debemos pensar que los grandes incendios comienzan con fuegos pequeños, de modo que primero debemos impulsar todas aquellas actuaciones que eviten que se produzca un fuego y, si ya está ahí, debemos intentar impedir que el incendio crezca y se esparza. A estos objetivos apunta claramente nuestro Plan de información y vigilancia contra incendios forestales (PVI), un programa que ya llevamos veintiséis años implementando y que tiene la finalidad específica de concienciar a los usuarios del medio natural de las actividades que conllevan riesgos y disuadir posibles imprudencias. Este dispositivo se trabaja conjuntamente con 273 ayuntamientos y 125 Agrupaciones de Defensa Forestal (ADF), entre otras administraciones y entidades, e incluye el despliegue de unidades de vigilancia, torres de vigilancia y cámaras para detectar rápidamente el menor conato de incendio. También invertimos muchos recursos para intentar que haya infraestructura suficiente en el territorio para que bomberos y ADFs puedan acceder rápidamente a estos fuegos y extinguirlos, lo que implica mantener en buen estado una serie de caminos y puntos de agua que son absolutamente determinantes en la extinción de los incendios. Un paso más en esta estrategia es identificar las zonas estratégicas de la provincia donde es necesario priorizar las actuaciones de gestión forestal para rebajar el nivel de combustible y prevenir los grandes incendios forestales. Delimitar estas Áreas de Gestión Prioritaria (AGP) y poder realizar los trabajos forestales adecuados hace que, en caso de incendio, se puedan generar oportunidades para apagarlo. Y otra línea importantísima de nuestra estrategia de prevención es ayudar a los auténticos arquitectos del paisaje para que puedan mantenerlo en buen estado. Me refiero a los agricultores, ganaderos y otras personas dedicadas a la producción y elaboración de alimentos de proximidad, ya que son ellos quienes preservan el mosaico agroforestal con la propia dinámica de su actividad. Las personas que realizan ganadería extensiva o se dedican a recuperar antiguos campos de cultivo nos permiten construir un tipo de paisaje que es más resiliente en los grandes incendios forestales.

 

«Las personas que realizan ganadería extensiva o se dedican a recuperar antiguos campos de cultivo nos permiten construir un tipo de paisaje que es más resiliente en los grandes incendios forestales» Jaume Minguell

 

Entendemos que la mejora y preservación del mosaico agroforestal es muy importante. Y, de hecho, una de las principales actuaciones del BCN Smart Rural es, precisamente, la creación de espacios abiertos en el bosque y su mantenimiento con ganadería extensiva. ¿Pero qué beneficios concretos aporta al bosque el tener animales de pastoreo?

La ganadería extensiva ha sido siempre uno de los grandes gestores del combustible de los espacios forestales, pero en las últimas décadas hemos sufrido un importante retroceso de esta actividad. Y es una lástima, porque la ganadería extensiva juega un papel trascendental en la prevención de los incendios. Esta tendencia debería revertirse, sobre todo teniendo en cuenta la superficie forestal de Catalunya. Para evitar que se queme el bosque, es necesario trabajarlo. Y con un 65% de superficie forestal, es irreal pensar que podremos gestionarla sin un modelo económico sostenible que garantice la continuidad del sector agrosilvopastoral. De hecho, para prevenir mejor los incendios, no sólo necesitamos que se mantengan las explotaciones ganaderas que existen actualmente en el territorio, sino que harían falta más. Pero este incremento no se producirá hasta que existan más consumidores que compren los productos provenientes de la ganadería extensiva. El consumidor tiene la clave última del paisaje.

 

«El consumidor tiene la clave última del paisaje» Jaume Minguell

 

Otra de las actuaciones clave del BCN Smart Rural fomenta la producción y el uso de la biomasa como fuente de energía renovable, un hecho que refleja el apoyo de la oficina que lideras a los nuevos compromisos logrados por la Diputación de Barcelona en la lucha contra el cambio climático. ¿Qué otras iniciativas se están llevando a cabo en esa línea?

El uso de la biomasa como recurso energético renovable lo estamos promoviendo desde hace tiempo por la sencilla razón de que todas las actividades que nos permiten retirar combustible del bosque y mantenerlo limpio nos ayudan a prevenir los incendios forestales. Pero también la fomentamos porque somos un país de sol, un país de viento, y aunque a menudo lo olvidemos, también somos un país de madera. Y la madera, si es local, produce una energía mucho más sostenible que la procedente de recursos no renovables como son los combustibles fósiles. Por este motivo, desde la Diputación de Barcelona ayudamos a que los municipios pequeños y medianos puedan instalar calderas de biomasa en sus equipamientos y trabajamos para animar también a las empresas. Pero, además de la biomasa, impulsamos otras muchas medidas para mitigar el cambio climático, conservar la biodiversidad y evitar los incendios. Tenemos, por ejemplo, el Parque en la Mesa, un programa de desarrollo sostenible que destaca los valores paisajísticos, naturales y culturales de los alimentos que se producen dentro de los parques naturales gestionados por la Diputación de Barcelona. Y, para potenciar y promocionar los productos más singulares de la provincia, contamos con la Red de Productos de la Tierra. Es decir, dedicamos muchos esfuerzos a crear una cultura de consumo que apueste decididamente por comprar alimentos que ayuden a prevenir los incendios forestales, incrementar la biodiversidad del bosque y a realizar una gestión sostenible.

 

«Somos un país de sol, un país de viento, y aunque a menudo lo olvidemos, también somos un país de madera» Jaume Minguell

 

Los incendios de este verano han liberado en la atmósfera miles de toneladas de gases de efecto invernadero. ¿Qué actuaciones de gestión y regeneración del bosque son más efectivas para mejorar su potencial de secuestro de carbono? ¿Y para neutralizar las emisiones de carbono de los grandes fuegos?

Es un tema complejo porque, en la actualidad, la metodología para cuantificar y evaluar la captura de carbono por parte de los bosques es inexacta. Y lo es porque los bosques son sistemas vivos y, por tanto, variables. Aún así, la ciencia ha avanzado bastante y ya sabemos, por ejemplo, que los árboles jóvenes y en crecimiento son los que más emisiones secuestran. Dicho esto, la emergencia climática nos obliga a cerrar a cal y canto el carbono fijado en la madera y, en este sentido, es muy importante, por un lado, que no se quemen los bosques, y, por otro, que hagamos un uso sostenible de la madera. Si, por ejemplo, aprovechamos la madera en la construcción, conseguimos retener el carbono mucho tiempo y, de paso, consolidamos un recurso de proximidad, renovable, cálido y con un proceso de producción que tiene un impacto ambiental muy inferior al del acero o el hormigón.

 

Uno de los últimos informes de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación defiende la importancia de gestionar bien los bosques por temas de erosión del suelo y creciente demanda de agua. El estudio destaca, por ejemplo, que los árboles regulan la cantidad, calidad y flujo del agua, además de proteger contra la erosión del suelo y el litoral, las inundaciones, etc. ¿Cómo aborda la oficina estos retos?

La disponibilidad hídrica se regula a nivel de cuenca fluvial, no tanto de bosque, pero es cierto que los árboles tienen un papel esencial en el ciclo del agua y debemos ser más conscientes de ello. Todos sabemos que los árboles minimizan la erosión del suelo y, de hecho, repoblar es una de las acciones más importantes que históricamente se ha realizado en las cuencas con pantanos. Pero los árboles son también grandes demandantes de agua, de manera que, si la situación climática reduce la disponibilidad de agua para beber, regar, etc., y se incrementan las restricciones de uso de este elemento vital, deberemos reflexionar sobre la necesidad de reducir la densidad arbórea de los bosques para que pueda llegar más agua a las cuencas de los ríos. Encontrar el equilibrio entre la densidad de árboles en el bosque y su demanda hídrica es un aspecto muy importante que tendrá más peso en el futuro.

 

Gran parte de la ciudadanía interpreta la tala de árboles como un atentado contra el medio ambiente. ¿Pero es siempre así? ¿En qué casos la tala selectiva de especímenes puede ayudar a mejorar la biodiversidad y contribuir a la recuperación de ecosistemas, además de prevenir incendios forestales? Antes de talar algún árbol, ¿qué se valora? ¿Existen árboles intocables por temas de edad, especie, grado de protección, etc.?

Hoy en día, la tala de árboles en el bosque está hiperregulada en Catalunya: existe una normativa, un control, una fiscalización y una serie de medidas coercitivas para evitar el incumplimiento de la ley. Pero que esté muy controlada no quita que a veces sea necesario intervenir y esto implica un objetivo y una planificación. Hacer gestión forestal no es llegar a un bosque y ponerse a cortar árboles: hacer gestión forestal es entender tu objetivo y tomar las medidas necesarias para conseguirlo. Y el objetivo de nuestra oficina es proteger los bosques de la provincia de Barcelona y evitar que se quemen, por lo que nos centramos sobre todo en reducir su carga de combustible. Pero también planificamos con criterios de conservación de los espacios naturales y teniendo en cuenta sus valores ecológicos, culturales, sociales y económicos, de modo que, además de proteger determinadas especies de árboles, intentamos favorecer su crecimiento. Y para mejorar la biodiversidad de nuestros bosques, dejamos árboles muertos en pie, troncos cortados en el suelo, respetamos las épocas de cría de los pájaros y los microhábitats de los insectos, entre otras medidas. Al final, la ciudadanía debe entender que nuestros bosques siempre se han gestionado, que son como son por esta gestión histórica, y que, si los abandonamos, existe una alta probabilidad de que se quemen. Por este motivo, la sociedad debe decidir cuál es el uso prioritario de cada bosque y los expertos deben decidir cuáles son las acciones más adecuadas para conseguir este objetivo. Y esto debemos hacerlo considerando que, en Catalunya, el 75% de los bosques son de propiedad privada. Por lo tanto, o uno cree mucho en la vía de la imposición, que no es mi caso, o cree en la vía del acuerdo, que sí lo es, por lo que soy de la opinión que en el territorio debería haber un pacto claro entre ciudadanía y propietarios para que se respete el interés general y se pueda desarrollar una gestión forestal razonable y sostenible dentro de los marcos normativos.

 

«La ciudadanía debe entender que nuestros bosques siempre se han gestionado, que son como son por esta gestión histórica, y que, si los abandonamos, existe una alta probabilidad de que se quemen» Jaume Minguell

 

Este verano, para reducir el riesgo de incendio forestal, se ha pedido a la población que no visite parques naturales. ¿Crees que el turismo de naturaleza pone los bosques en peligro? ¿O piensas, más bien, que las actividades turísticas pueden complementar a las agroganaderas y forestales en la protección del territorio?

Vamos por partes, porque una cosa no quita la otra. Yo creo que es positivo diversificar la actividad agraria y el turismo rural puede convertirse en un complemento económico interesante. Además, ayuda a que la gente valore la importancia del sector primario y reconecte con unas actividades productivas que a menudo quedan muy lejos de su realidad cotidiana. Dicho esto, cualquier acción genera consecuencias y, si no se estudian bien los posibles riesgos, pueden surgir problemas. En el caso de los espacios forestales, el estudio de los riesgos puede implicar que en circunstancias especiales decidimos implementar medidas extraordinarias y, como ha ocurrido este verano, debamos pedir a la ciudadanía que no visite los bosques en días muy concretos. Pero, en circunstancias normales, las prohibiciones no son necesarias, porque la mayoría de las personas acuden al bosque con civismo. Lo que sí es necesario es educar al porcentaje de gente que todavía no ha desarrollado esta sensibilidad y no trata el bosque con suficiente respeto, además de regular las actividades permitidas en los espacios naturales para que todo el mundo las pueda disfrutar de forma ordenada y sin peligro.

 

Saber cómo comportarse en un espacio natural no es lo mismo que saber comportarse ante un incendio. ¿Crees que habría que impulsar más campañas de información al respecto? ¿Los ciudadanos conocemos bien el fuego?

En este país llevamos muchas décadas haciendo campañas masivas advirtiendo del peligro de incendios forestales en verano y esto hace que, en general, la ciudadanía tenga un buen conocimiento de sus riesgos, pero quizás habría que mejorar la información y la sensibilización de la población que convive más directamente con esta amenaza. Pienso, sobre todo, en personas que viven en urbanizaciones situadas dentro de masas arboladas muy continuas y en territorios con alto riesgo de incendio forestal, y creo que sería bueno que supieran qué deberían hacer exactamente en caso de que se declare un incendio cerca de sus viviendas. Por ejemplo, deberían conocer a la perfección cuál es el punto de reunión de la urbanización, cuál es su vía de evacuación, cuándo deben irse y cuándo no, y cómo deben comportarse durante un confinamiento. Hay mucha gente que no tiene claro si debe esperar a recibir instrucciones de los agentes rurales, bomberos o mozos de escuadra o puede tomar la iniciativa, y tampoco está segura de cómo proteger su casa: si tiene que cerrar el gas antes de salir, bajar las persianas, colocar toallas húmedas bajo las puertas, llenar de agua la bañera y los fregaderos, etc.

 

Y, desde tu oficina, ¿qué se hace al respecto? Además de implementar medidas de prevención de incendios forestales, ¿dáis a la población consejos básicos de autoprotección?

Hace un par de años hicimos una campaña con agentes rurales bajo el lema 'Si llega el fuego, ¿estás listo?' que informaba a los vecinos de las urbanizaciones de esto precisamente. También hacemos un esfuerzo muy grande con los ayuntamientos por conseguir que estén implementadas tanto las franjas de protección en torno a los perímetros de las urbanizaciones como otras recomendaciones sobre los accesos, la red eléctrica, etc. Pero cuando trabajas en temas de riesgos personales, siempre tienes la sensación de que deberías hacer más. En este sentido, creo que todas las administraciones deberíamos trabajar de forma sincronizada para que las personas que conviven más directamente con el peligro de incendio forestal entiendan qué medidas de autoprotección pueden emprender si se llega a producir un siniestro. Sin alarmismos y con normalidad, pero creo que es muy importante que la gente sepa cómo debe actuar en momentos de emergencia.

 

— Lola Mayenco —

Treballs forestals a Osona. PATXI URIZ | DIPUTACIÓ DE BARCELONA
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