Alba Rojas, Ateneu Cooperatiu de la Catalunya Central. PATXI URIZ | DIPUTACIÓ DE BARCELONA
Alba Rojas, Ateneo Cooperativo de la Catalunya Central. PATXI URIZ | DIPUTACIÓN DE BARCELONA

Alba Rojas: «La cooperación es la esencia de la vida»

Hablamos con la coordinadora del Ateneo Cooperativo de la Catalunya Central sobre los nuevos modelos asociativos que impulsa actualmente el nuevo campesinado.

Alba Rojas (Manresa, 1975) es actualmente la coordinadora del Ateneo Cooperativo de la Catalunya Central, un espacio pionero en el impulso de la economía social en el territorio. Pero treinta y cinco años atrás, cuando Alba no era más que una niña, presenció una escena que la marcó.

Su abuela paterna, una mujer trabajadora que complementaba el presupuesto familiar vendiendo en algunas fruterías de Manresa las verduras que cultivaba, regresó a casa muy enfadada. Esto sorprendió a Alba, porque Loreto no se enfadaba mucho, y aguzó el oído para intentar entender qué pasaba. La abuela explicó que le habían devaluado tanto el precio de las verduras que nunca más bajaría a la ciudad a venderlas. Y no lo hizo: a partir de ese día, Loreto sólo cultivó para el autoconsumo y los vecinos que sabían valorar la calidad y el valor real de lo que producía.

La determinación de la abuela marcó el alma de una niña que crecería para apoyar muchos proyectos colaborativos entre pequeños productores y consumidores de alimentos de proximidad. Hemos hablado con ella con motivo del estreno de 'La fuerza tranquila', la primera de las 'Historias BCN Smart Rural', un cortometraje que visibiliza los modelos cooperativos que está impulsando el nuevo campesinado de las comarcas barcelonesas.

 


 

¿Por qué es tan importante cooperar? ¿Qué fibra de tu cuerpo toca esa palabra?

Hay una frase de Mafalda que me gusta mucho porque resume muy bien mi opinión al respecto. Es aquella que dice que «Si no fuera por todos, nadie sería nada». Para mí, la cooperación es la esencia de la vida. Sin cooperar, no sé si las personas podríamos convivir y ser felices. Cierto es que la convivencia no es sencilla, pero también es verdad que cooperar nos hace crecer como personas. Después te entenderás más o menos con la gente, pero seguro que el aprendizaje está ahí. En mi vida laboral, por ejemplo, he tenido relaciones exitosas y otras que no, pero los fracasos me han hecho aprender muchísimo y crecer profesionalmente. La construcción del individuo la hacemos en un entorno colectivo y a mí lo que me interesa es cuidar el espacio relacional. Creo que los proyectos compartidos pueden ser mayores, más eficientes y cuidadosos con las personas.

 

«Sin cooperar, no sé si las personas podríamos convivir y ser felices» Alba Rojas

 

¿Qué es una cooperativa y cuáles son sus principales valores?

Una cooperativa es una empresa que sigue los principios de la economía social y solidaria. Sus valores vienen determinados por la Alianza Cooperativa Internacional y se basan, sobre todo, en poner a la persona en el centro. Además, se rige por principios de democracia económica, gestión corresponsable, equidad, igualdad, transparencia, emancipación y desarrollo de las personas. Las cooperativas se preocupan por acompañar a las personas que forman parte para que puedan crecer con el proyecto y, como consecuencia, cuidan mucho la información, la formación, etc.

 

¿Existen muchos modelos diferentes de cooperativas?

El cooperativismo surge para satisfacer las necesidades de personas que se encuentran con carencias, y estas carencias pueden ser tanto a nivel de trabajo como de consumo o de servicios. A partir de aquí, encontramos toda una serie de cooperativas: desde las agrarias a las escolares, a las de vivienda, etc.

 

La cultura cooperativa en Catalunya, ¿cómo está de salud y cómo ha evolucionado en los últimos años?

El cooperativismo en Catalunya tiene una larga tradición y, de hecho, Catalunya fue pionera a nivel mundial en la creación de cooperativas: la primera cooperativa del mundo se estableció en Inglaterra y, poco después, nació la primera cooperativa de Catalunya. Durante la República, las cooperativas se fomentaron y lo contrario ocurrió durante el franquismo. Sí hubo una remontada en los años ochenta y actualmente creo que el cooperativismo tiene un estado de salud bueno, con unas entidades representativas potentes y una política pública que la está haciendo presente en el territorio a través del trabajo de los ateneos cooperativos. Este dispositivo de la Generalidad de Catalunya sirve para dinamizar la economía y generar puestos de trabajo en el territorio.

 

Concretamente, ¿sabes si actualmente existe una tendencia creciente de los grupos y cooperativas de consumo?

Por lo general, ahora mismo, nos encontramos en un momento de crecimiento del cooperativismo, sobre todo porque cada vez tenemos más experiencias de éxito y se habla más de ellas. El modelo cooperativo de consumo es uno de los que está arraigando con más fuerza y lo está haciendo de una forma diferente a cómo nació. Las primeras cooperativas de consumo surgieron para satisfacer necesidades de consumo de productos básicos que existían en muchos pueblos o ciudades de zonas industriales. Ahora estas cooperativas se centran más en promover cambio de hábitos de consumo, ya sea a nivel energético, alimenticio, de movilidad, etc.

 

Cada vez más personas nos planteamos nuevas formas de hacer economía. ¿Nos podrías explicar qué es la economía social y cómo se relaciona con el movimiento agroecológico de Catalunya?

La economía social es un modelo económico que pone la vida de las personas en el centro, hace una gestión corresponsable y se implica en el entorno natural y social donde se desarrolla. En este sentido, está muy relacionada con el sector primario, porque lo que este sector hace justamente es preservar el paisaje. Y cuando esta preservación del medio se hace de forma consciente y con prácticas sostenibles y agroecológicas, su impacto social se incrementa. Por tanto, forman parte de la agricultura social todos aquellos proyectos agrícolas que quieren tener un impacto positivo en el territorio.

 

«La economía social es un modelo económico que pone la vida de las personas en el centro» Alba Rojas

 

¿Te importaría profundizar en este tema? ¿Crees que una cooperativa impacta en el territorio de forma diferente a una empresa tradicional?

Las cooperativas son un modelo de empresa que difícilmente deslocaliza. Recordemos que son las personas propias del territorio que se juntan para satisfacer sus necesidades y, por tanto, es un modelo que no se va a generar actividad económica a otro lugar. Es un modelo muy arraigado y muy local, que puede crecer y hacerse mayor. De hecho, las entidades de acompañamiento lo que debemos conseguir es consolidar esta actividad cooperativa en el territorio, justamente, y hacer que los beneficios sociales y medioambientales de este modelo transformen positivamente las comarcas en las que trabajamos y generen actividad en el territorio. Las cooperativas son iniciativas muy interesantes cuando tenemos problemas de despoblamiento, carencia de recursos, etc.

 

Si pensamos a nivel global, ¿el cooperativismo puede ayudarnos a abordar los grandes retos que tenemos delante?

Creo que nos encontramos en un momento en el que nos estamos haciendo ciertos planteamientos importantes en las relaciones de nuestra cotidianidad con lo que consumimos o donde aportamos el dinero o, incluso, en la forma de relacionarnos con nuestro puesto de trabajo. Es un momento importante en el que, además, se nos está diciendo que debemos cambiar si queremos alcanzar las Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y luchar contra el colapso que puede derivarse de la emergencia climática. Lo que nos falta seguramente como ciudadanos y ciudadanas es creer que esta transformación la tenemos en nuestras manos, que nosotros podemos ser agentes de esta transformación y que existen posibilidades y recursos alrededor que facilitan todo esto. El cooperativismo es uno de los elementos que puede ayudar en estos cambios, sobre todo porque pone a las personas en el centro, impacta directamente en la economía local y tiene una mirada transformadora en la actividad que ejerce.

 

¿Crees que las cooperativas son una buena solución para los pequeños productores del sector primario que tienen dificultades para sacar adelante sus explotaciones?

Las pequeñas explotaciones ganaderas y agrícolas tienen en las fórmulas de economía social una oportunidad para tejer alianzas, trabajar en red y complementar su actividad. Si se sabe desarrollar con cuidado, el cooperativismo y el asociacionismo generan oportunidades a la hora de compartir transporte, instalaciones e incluso visiones de negocio. Muchos proyectos agrarios son liderados por personas que trabajan en solitario y con un esfuerzo y una implicación tan grandes que, a veces, no tienen tiempo para detenerse a pensar y replantearse determinados aspectos. En cambio, los proyectos que intercooperan y trabajan en red suelen llegar un poco más lejos y con mayor facilidad.

 

«Las pequeñas explotaciones ganaderas y agrícolas tienen en las fórmulas de economía social una oportunidad para tejer alianzas, trabajar en red y complementar su actividad» Alba Rojas

 

¿Las cooperativas de consumo se generalizarán en el futuro o sólo servirán a una parte pequeña de la ciudadanía? ¿Crees que se está gestando un nuevo paradigma agrosocial que prioriza el consumo de alimentos de proximidad?

El cooperativismo de consumo es un modelo que permite que las personas podamos transformar nuestras realidades. Nos permite dar un salto de escala en el consumo de ciertos productos y presentar alternativas potentes. Ahora mismo, en el territorio, hay proyectos pequeños, pero también iniciativas de gran envergadura con una masa social muy importante, y el modelo puede tener más o menos recorrido en la medida en que las personas queramos implicarnos, seamos corresponsables y tengamos claro que para transformar las cosas desde el consumo existe una parte de implicación individual importante.

 

«El cooperativismo de consumo es un modelo que permite que las personas podamos transformar nuestras realidades» Alba Rojas

 

¿A nivel internacional hay algún proyecto de referencia en el que nos podamos inspirar?

A nivel internacional, el cooperativismo catalán ha tenido distintos referentes. Quebec es uno muy potente, pero también en Uruguay y algunos países de Asia encontramos iniciativas interesantes. No creo que haya un referente clave, básicamente porque las legislaciones son diferentes y, por tanto, en algunos países el cooperativismo puede impactar más en el sector industrial, en otros puede hacerlo en el sector servicios y en otros en el agrario. En este sentido, cabe destacar que el mundo también nos mira a nosotros. Catalunya también es referente en modelos cooperativos y sobre todo en políticas públicas que incentivan ese modelo económico.

 

«Catalunya es un referente mundial en modelos cooperativos» Alba Rojas

 

En los años que llevas trabajando en creación y desarrollo de cooperativas, ¿cuál es el beneficio que más te ha sorprendido?

El cooperativismo como modelo transformador tiene un aspecto que le diferencia claramente de otros modelos: la gestión de gobernanza. Esto significa que hay diferentes personas que deben entenderse para desarrollar una actividad y, en este desarrollo, la parte emocional juega un papel fundamental. Quizá por eso cuando una empresa convencional cierra, la gente se va al paro... y listo. En cambio, cuando un proyecto cooperativo fracasa, se hace mucho jaleo y el fracaso tiene un impacto emocional mucho mayor. Lo que me ha sorprendido en todos estos años de acompañar proyectos es el hecho de que, a veces, no tenemos demasiado claro que esta parte emocional y relacional también debe cuidarse. Los proyectos que cuidan las emociones tienen más posibilidades de crecer y consolidarse. Después, evidentemente, una cooperativa es una empresa y, por tanto, debe haber una buena organización, un buen plan de viabilidad, etc. Pero esa parte de cuidado de la persona, de sus emociones y relaciones, es muy importante.

 

«Los proyectos que cuidan las emociones tienen más posibilidades de crecer y consolidarse» Alba Rojas

 

¿Crees que, en general, se incentiva suficientemente este modelo desde las administraciones públicas o se apuesta más por modelos empresariales tradicionales?

A nivel local sí que hay una apuesta política clara y de hecho hay muchos municipios que pertenecen a la Red de Municipios por la Economía Social y Solidaria. La Generalitat de Catalunya también apoya este modelo económico y, desde hace seis años, promueve la Red de Ateneos Cooperativos. Pero este modelo no es transversal: no todas las áreas de gestión pública apuestan por él y, de hecho, todavía hay mucho desconocimiento en torno a estas iniciativas. Yo creo que el modelo productivo y el modelo de economía social son modelos que pueden convivir perfectamente y lo que debemos hacer es trabajar para que estén en igualdad de condiciones. En estos momentos, no es así.

 

La actuación 'Rural Innova' de la estrategia BCN Smart Rural se centra en el fomento de la agricultura social en la provincia de Barcelona y se basa en el asesoramiento y acompañamiento a iniciativas de economía social y solidaria en el ámbito agroalimentario. ¿Cómo valoras esta actuación concreta?

El BCN Smart Rural ha tenido una mirada muy acogedora de las diferentes entidades que desplegamos actividad en el territorio. Y esta visión de acogida ha hecho que podamos trabajar de forma conjunta con mucha confianza y corresponsabilización, lo que ha ido en beneficio de los proyectos que hemos acompañado de forma conjunta, cada uno desde su rol y con su capacidad. Más concretamente, lo que ha aportado BCN Smart Rural en el Ateneo Cooperativo de la Catalunya Central es la posibilidad de trabajar de la mano diferentes agentes para ayudar a los proyectos que nacían en clave de emprendimiento social desde diferentes ámbitos. El hecho de poder juntarnos, tener un mismo concepto e intercooperar con lo que puede ofrecer cada uno, nos ha permitido hacer un acompañamiento más integral de lo que hubiéramos podido hacer solos. El Ateneo no tiene los recursos que puede ofrecer la Diputación de Barcelona o la Asociación de Iniciativas Rurales de Catalunya (ARCA) y, en cambio, trabajando de forma conjunta hemos podido acompañar diferentes proyectos de forma mucho más efectiva. El BCN Smart Rural también nos ha ayudado a tener una visión integral de las necesidades que tienen las personas que trabajan en el campo y las nuevas oportunidades que ofrece la economía social y el cooperativismo. Me refiero a los bancos de tierras, los espacios test agrarios, los obradores y mataderos compartidos, etc. Creo que es un proyecto integral muy potente y que se desarrolla con una visión de intercooperación y, por esta razón, nosotros lo valoramos de forma muy positiva.

 

¿Cuál es el reto principal que tienen por delante las cooperativas que quieren crecer y desarrollarse de forma óptima?

La mayor dificultad que se encuentran actualmente los proyectos de economía social y cooperativismo suele ser la financiación. Es difícil acceder a financiación privada porque las entidades bancarias no acaban de entender los proyectos cooperativos: para conseguir el capital necesario, necesitaríamos hacer más pedagogía sobre la filosofía que guía estas iniciativas, su sistema de organización y la diversidad que generan. Y, para alcanzar un salto de escala, un gran reto es la intercooperación, es decir, nuestra capacidad de tejer alianzas entre nosotros con el objetivo de hacer crecer el modelo.

 

— Redacción BCN Smart Rural —

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