Reto de Barcelona para la Buena Alimentación y el Clima
A partir de la Declaración de las ciudades para la buena alimentación C40 y el Pacto de Políticas Alimentarias Urbanas de Milán, el Reto de Barcelona para la Buena Alimentación y el Clima es un llamamiento para que las ciudades y sus habitantes se incluyan en una serie de compromisos relacionados con la transformación de sus sistemas alimenticios para afrontar la emergencia climática.
Después de más de un siglo de industrialización, deforestación y agricultura a gran escala, la concentración de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, responsables del calentamiento global, ha alcanzado los niveles más elevados en los últimos tres millones de años.
Las emisiones asociadas al sistema agroalimentario mundial (incluidas la producción, transformación, empaque, transporte y distribución de alimentos) se sitúan entre el 21 y el 37 % de las emisiones globales limpias de GEI antropogénicos.
La emergencia climática se puede mitigar cambiando la forma en que comemos. Alrededor del 70% de la producción de alimentos se consume en las ciudades. Los sistemas alimentarios locales son, por tanto, esenciales para la acción climática y pueden evitar la vulnerabilidad alimentaria y reforzar la justicia alimentaria para asegurar el acceso a dietas suficientes, sostenibles, saludables y nutritivas para toda la población. Desde el Reto de Barcelona se considera que las municipalidades están al frente del cambio social y cultural y que son agentes clave en la implementación de políticas alimentarias locales para la acción climática, así como que trabajan de forma conjunta con la población y las autoridades supramunicipales, un cambio en los sistemas alimentarios puede reducir de forma drástica las emisiones de GEI de las ciudades.
El Reto de Barcelona tiene dos objetivos fundamentales. En primer lugar, la mitigación del cambio climático, es decir, la reducción de las emisiones de GEI de los sistemas agroalimentarios para limitar el calentamiento global. Y en segundo lugar, la adaptación de los sistemas agroalimentarios locales para que sean más resilientes en los fenómenos climáticos extremos. Estos retos se pretenden superar mediante el compromiso de transformar los sistemas agroalimentarios locales para garantizar el acceso a dietas suficientes, sostenibles, saludables y nutritivas para todos, evitando la vulnerabilidad alimenticia y mejorando la justicia alimentaria.
El Reto de Barcelona pretende hacer frente a estos dos desafíos impulsando y apoyando acciones específicas dentro de las seis categorías de acción del Pacto de Políticas Alimentarias Urbanas de Milán durante el período 2021-2030:
- Gobernanza: garantizar un contexto facilitador de una acción eficaz.
- Dietas y nutrición sostenibles: garantizar la transición a dietas suficientes, sostenibles, nutritivas y culturalmente apropiadas para toda la población, en línea con directrices como la Dieta de salud planetaria .
- Equidad social y económica: integrar la Dieta de salud planetaria y los enfoques de suministro de alimentos agroecológicos en los servicios y programas que aborden la vulnerabilidad alimentaria y la pobreza.
- Producción de alimentos: promover formas sostenibles, socialmente justas y equitativas de producción y procesamiento de alimentos locales saludables.
- Suministro y distribución de alimentos: relocalizar y reestructurar las redes de distribución y logística de alimentos social y económicamente viables.
- Desperdicio alimentario: reducir el desperdicio de alimentos un 50% hasta 2030 y reutilizar los residuos de alimentos y otros residuos relacionados con la alimentación.
Las ciudades y sus decisiones políticas tienen una gran capacidad para incidir en la mitigación y adaptación al cambio climático. El hecho de articularse por medio de este proyecto contribuye a hacer más visible su discurso. Además, también sirve para poner de relieve la necesidad de disponer de espacios de colaboración sobre esta temática entre varios territorios.
Cabe destacar el papel de las redes nacionales y estatales de ciudades como herramienta clave para fortalecer la conexión multinivel, ya que son una prueba de cómo esta cooperación tiene mucha relevancia en la promoción de sistemas alimenticios ciudad-región saludables y sostenibles.
Para su puesta en marcha entre los años 2021 y 2022, la Red de Municipios por la Agroecología contó con un presupuesto de 100.000 euros (provenientes del Ayuntamiento de Barcelona, a través de un convenio, y de la Fundación Daniel y Nina Carasso, que también apoyó).
En 2023, la Red de Municipios por la Agroecología tenía 30.000 euros disponibles a través del convenio con el Ayuntamiento de Barcelona, los cuales fueron dedicados al desarrollo de herramientas para el apoyo y la evaluación de iniciativas locales de políticas alimentarias para la acción climática.
